�La ciudad de oro�, el aut�ntico descubrimiento de Machu Picchu

10/07/2023

Esta reveladora novela de la joven escritora germana Sabrina Janesch desarrolla a lo largo de unas cuatrocientas cincuenta p�ginas la peregrina historia de Rudolph August Berns, el aventurero alem�n que por primera vez descubri� las perdidas ruinas de Machu Picchu, la antigua ciudad de los Incas, cuarenta y cuatro a�os antes de que el explorador norteamericano Hiram Bingham obtuviese fama, fortuna y reconocimiento universal reivindicando para s� desde la revista National Geographic y el prestigio de la Universidad de Yale tan sensacional descubrimiento de la arqueolog�a americana.

La ciudad de oro, publicada por Almuzara, repara por tanto, en cierto modo, un inadvertido error de la historia al presentarnos con vibrante pulso narrativo y convincente verosimilitud la peculiar biograf�a de un apasionante personaje que, en 1887, fue celebrado por el peri�dico La Gaceta de Lima como el que hab�a restituido al conocimiento universal la m�tica ciudad entreso�ada de El Dorado, que desde la �poca de la conquista por los espa�oles ya hab�a imantado la ambici�n de tantos exploradores y aventureros.

La obra se inicia en la primera mitad del siglo XIX, cuando el peque�o Rudolph August Berns, nacido en 1842 en Krefeld, al oeste de Alemania, y obsesionado por las leyendas sobre Julio C�sar y el m�tico oro del Rin, pasa su tiempo en la tienda de su progenitor fantaseando sobre la legendaria ciudad de los Incas; y todo ello espoleado por las seductoras cr�nicas del viaje al Per� de Johann Jakob von Tschudi, en las que se narran las prodigiosas maravillas de aquel pa�s remoto con sus yacimientos de metales nobles y piedras preciosas, y sus deslumbrantes construcciones y palacios revestidos de oro.

En dichas cr�nicas se narraba c�mo a la llegada de los espa�oles los Incas fueron constre�idos a revelar la situaci�n de sus grandes templos y ciudades en la selva, aunque ellos intentaron en todo lo posible obstaculizar la codicia de los occidentales, guardando para s� de la ambici�n conquistadora el emplazamiento, en lo m�s intrincado de las selvas y las grandes cordilleras, de su legendaria ciudad sagrada de El Dorado; una ciudad que se cre�a enteramente construida de oro pur�simo y ofrec�a un refulgente muestrario de maravillas.

Ya Gonzalo Pizarro la hab�a buscado afanosamente sin provecho, llegando hasta el descubrimiento de las fuentes del Amazonas, pero sin hallar rastros de su misterioso emplazamiento. Igualmente el investigador Alexander von Humboldt, que ya anciano aparece en la novela y se constituye en el mentor o modelo de su joven protagonista, hab�a discurrido tambi�n en sus andanzas exploratorias a lo largo de los Andes en busca de tan legendaria ciudad.

Nuestro protagonista, determinado a encontrarla, emprende desde Berl�n un azaroso periplo a todo lo largo del Atl�ntico, atravesando el amenazador Cabo de Hornos y el Pac�fico hasta arribar al antiguo reino del Per�, que se encuentra inmerso en los �ltimos coletazos b�licos de su independencia contra Espa�a, participando desde el primer momento en el combate desde tierra contra la fragata acorazada �Numancia�, en el puerto de El Callao.

Una vez pacificado el pa�s, se internar� en las selv�ticas fragosidades v�rgenes del interior, donde tras azarosas aventuras, proyectos y desilusiones logra finalmente intuir o vislumbrar, enmascaradas entre el marem�gnum lujuriante de la avasalladora bot�nica tropical y las extremas altitudes andinas, las ruinas de la antigua ciudad que luego ser�a conocida como Machu Picchu. Todo ello descrito y presentado con el m�s sugestivo cromatismo, una brillante plasticidad y un vivo sabor a realidad en todos los diversos episodios que se narran y que sumergen al lector en el abigarrado paisaje del coraz�n de la selva y las altas soledades de la cordillera.

Otras peripecias llevar�n a nuestro personaje, especializado ya en ingenier�a tropical, tanto a Estados Unidos como a participar como t�cnico en los trabajos de apertura del canal de Panam�, bajo la direcci�n del gran ingeniero De Lesseps, constructor del canal de Suez, para terminar recalando de nuevo en su adorado Per�. All� planea una sociedad an�nima para la explotaci�n de la m�tica ciudad. Esta tercera parte de la novela es francamente apasionante por su extraordinario pulso narrativo y la afinada indagaci�n psicol�gica de los personajes y de la sociedad lime�a de la �poca, con una impl�cita y contundente dimensi�n moral final, que termina dejando en el lector un sonriente rictus de iron�a ante las contantes y sonantes debilidades de nuestra com�n condici�n humana.

De fluente lectura y v�vidos di�logos, la traducci�n de la obra al espa�ol se debe al profesor Bernd Dietz, que realiza una labor ardua y magistral por la profusi�n de vocablos espec�ficos y otros tecnicismos propios de ciertas labores industriales decimon�nicas y el vocabulario peculiar de estos meridionales y selv�ticos horizontes por los que transcurre la obra.



Carlos Clementson autor, entre muchas otras obras, de la traducci�n de El ruise�or y la alondra. Antolog�a de la mejor poes�a en lengua inglesa.

Carlos Clementson
Escritor y traductor

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