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En los �ltimos a�os, la sensibilidad ha tomado protagonismo entre los cient�ficos de la educaci�n y poco a poco va reflejando su impacto en las aulas, pero todav�a es vista como algo exclusivo de personas con alta sensibilidad, en los casos que se tiene en cuenta. Y de forma com�n, reduciendo la sensibilidad humana a sus dimensiones psicof�sicas y medibles de forma emp�rica. Sin duda, la Educaci�n Sensible ser� un beneficio inestimable para las personas con alta sensibilidad, sin embargo, no es una educaci�n para una categor�a de personas, sino para todas las personas, cada cual, con su sensibilidad, m�s o menos baja, media o alta: todas las personas requieren de una educaci�n sensible que las disponga a captar su propia originalidad para desarrollarla con autenticidad. La educaci�n sensible es, en s�ntesis, educaci�n sensible al propio origen. Cuando la persona con una sensibilidad sin da�os y bien gestionada, es capaz de captar la versi�n original de s� misma, la acepta y la desarrolla, entonces se da una educaci�n que trae como consecuencia la felicidad. Si la persona cuenta con una sensibilidad da�ada por el impacto de su entorno, en lugar de desarrollar la versi�n original de s� mismo, despliega un personaje que le permita protegerse de los da�os y mostrar ciertas cualidades adaptativas, que si no son vividas desde la versi�n original de s� mismo, la propia sensibilidad transmitir� a la persona: �no es esto�, �falta algo�; y la vida se convierte en una b�squeda continua de �xitos que nunca satisfacen, porque s�lo colma la expansi�n de la propia originalidad. La autorrealizaci�n de s� dir�a Maslow. As�, la educaci�n sensible es la �nica que trae como consecuencia una felicidad aut�ntica, plena y sostenible; con la educaci�n sensible la persona puede estar feliz, haci�ndose feliz mientras es feliz en el fondo, a pesar de los pesares. Es dif�cil para los cient�ficos y educadores contempor�neos aceptar la misteriosa sensibilidad personal que anhela la felicidad sin l�mites que va m�s all� de lo cuantificable. Y es que los hijos de la Ilustraci�n tendemos a ser racionalistas, voluntaritas o emotivistas si no practicamos la educaci�n sensible. Sin ella nos cuesta reconocer al origen educador que habita en cada persona y capta la sensibilidad sensibilidad personal. En la medida que la persona aprende a bailar con el origen educador se autoeduca por la libertad y el amor para desplegarse de forma original y as� llegar a ser feliz en un �nosotros-sensible�. La educaci�n sensible est� basada en evidencias, pero no se puede meter en un molde pedag�gico. Sin duda es transferible a todos los contextos, pero uno es diferente. La educaci�n sensible no se puede poner en unos railes por donde educarlos a todos, sino que libera la sensibilidad de la persona para que vuele y sea feliz contribuyendo a que los dem�s tambi�n hagan su vuelo original y sean felices en un �nosotros-maduro�. La educaci�n sensible no se puede encerrar en programas educativos. Obviamente son necesario, pero la base de toda educaci�n sensible est� en que el �yo� capte y acepte la acci�n educadora del propio origen en el que habita y le regala una originalidad absoluta y no se reduzca a ser el origen de una originalidad relativa y reaccionaria al �nosotros� en el que habita el �yo�. �Yoes� que a su vez habitan todos en el mismo origen, por lo que son todos iguales; igualmente originales y por ser originales, todos son diferentes. La educaci�n sensible es amigable con cualquier metodolog�a que sea lo suficientemente permeable para que la originalidad de cada cual pueda florecer. El mundo actual necesita a las personas originales que se autoeducan con originalidad por su sensibilidad al propio origen, pero si la sensibilidad est� da�ada o irritada, la originalidad resultante ser�, parad�jicamente, imitaci�n de proclamas ideol�gicas. La sociedad, las familias, las instituciones educativas, los canales de comunicaci�n y todas las organizaciones en general, deben ser espacio de educaci�n sensible permanente y no una permanente ideologizaci�n de la educaci�n. La educaci�n sensible aprovecha los avances de la neuriociencia y la psicolog�a, pero va m�s all� de la mano de la antropolog�a que salva a la pedagog�a de reduccionismos cientificistas o ideol�gicos. La educaci�n sensible ayuda a gestionar la sensibilidad personal con la que convivir la existencia desde la novedad radical que es cada persona como ser original que est� abierto y receptivo a la realidad en todas sus dimensiones conviviendo en sinergia y cohesi�n con la originalidad de los dem�s, porque la originalidad aut�ntica, valga la redundancia, lleva a las personas a habitar en paz con las dem�s personas y el cosmos. Y esto es posible porque las originalidades nunca chocan, sino que coexisten en el origen. Cuando chocan las personas con violencia y enga�o, lo que ocurre es que han dejado de habitar en el origen. As�, la educaci�n sensible no s�lo desarrolla la originalidad de cada persona y comunidad, sino que, adem�s, ayuda a sanar los da�os interiores que hacen que la sensibilidad se vuelva irritabilidad. En el libro Educaci�n sensible: Marco pedag�gico y esp�ritu educativo, se ofrece una base pedag�gica y antropol�gica que fundamenta con rigor la cientificidad de esta propuesta. La educaci�n sensible no es una cuesti�n de t�cnicas, m�todos, estrategias o culturas pedag�gicas, pero a su vez, no se puede educar con sensibilidad sin dominar las ciencias de la educaci�n. |
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